Los primeros pininos

Con catorce años a cuesta, Ciro Alegría regresa a la ciudad costeña de Trujillo para continuar sus estudios secundarios en el mismo colegio que años atrás había sido testigo de la admiración naciente de un pequeño a su profesor.
Su madre, doña María Bazán, era la que se encargó poco a poco de sembrar en el ya adolescente Ciro, la afición por la pluma, empezando así a escribir sus primeros relatos, aunque sin gran trascendencia en los concursos. A la muerte de su madre, dos años más tarde, comienza en él una nueva etapa, la de periodista.
Su primera revista fue, Juventud, y posteriormente en el año 1927 junto con otro compañero publicaron el periódico la Tribuna Sanjuanista, le fue tan bien en la labor periodística que tiempo después lo llamaron de el periódico El Norte, de Antenor Orrego, como colaborador, y de este periódico pasó en 1930 a La Industria de Trujillo, pero a pesar de esta nueva faceta Alegría no dejaba de escribir sus poemas y relatos como doña María le había inculcado.




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